No hay placer que sea malo en sí mismo. Epicuro 341-270 a.c. Homo sum: humani nihil a me alienum puto

miércoles, 5 de octubre de 2011

PSICOLOGIA DEL BDSM pagina 4


ECOS DE LA PREHISTORIA
Mientras se da, pues, el nombre de sadismo a los espasmos sexuales procurados por los sufrimientos de otros, se habla de masoquismo cuando el sujeto extrae ciertas sensaciones de los malos tratos a que es sometido.  En casi todos los hombres hay algo de sadismo; pero se trata, como hemos dicho, de matices casi siempre innocuos, enraizados en el primitivismo, mantenido vivo durante milenios por la costumbre.

          Sin embargo, como perversiones propiamente dichas, el sadismo y el masoquismo tienden un origen común, hundido en el terreno de la infancia, estimulando  por el instinto de conservación más fuerte aún que el instinto sexual. El instinto de conservación es, ante todo agresividad. No podemos culpar de ello a la naturaleza porque ésta ha provisto y provee a nuestra supervivencia. Los hombres de la prehistoria lograron mantenerse con vida luchando contra los monstruos de su época; hoy tratamos de no sucumbir a los golpes de un adversario, aunque hallamos <<domesticado >> nuestra agresividad  adaptándola a las exigencias del mundo civilizado en el campo legal, comercial, etcétera. 

         ((Ahora deben coordinarse entre si el instinto de conservación y el sexual: si ello ocurre el sadismo y el masoquismo encuentran un óptimo terreno de cultivo. Dejándonos hablar solamente al <<yo>> (que identificamos aquí en los impulsos primitivos) * 3)) y seremos destructores, tiranos,  precisamente sádicos. Sin embargo en la normalidad se impone el <<súper-yo>> formado por la razón y la conciencia y la inteligencia; crea en nosotros un sentido de culpa que nos frena, no obstante, si tal sentido de culpa se agiganta acaba por encadenar al individuo,
 lo arrastra a buscar el castigo –aún cuando esto no debería ocurrir--,  a encontrar satisfacción solamente en la humillación y en el sufrimiento; he aquí al masoquista.
        
        

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*3 – bueno yo ya dije que todo lo de este libro tienen que ser cogido con pinzas, así que lo del BDSM no iba a salvarse, y más teniendo en cuenta que en nombre del capítulo que engloba todo este tema lo denominan “el horror”.  hay que darse cuenta que por aquel tiempo a los que tenían tendencias fuera de la norma se les curaba con lobotomía

(les cortaban un cacho del cerebro), di que también en el 67, año en que se publico este libro se realizó la última lobotomía legal. Y menos mal, ya que de haber seguido la tendencia, aparte de decir que sucumbimos a los más bajos instintos prehistóricos, apartándonos de la moral establecida y de todo pensamiento civilizado, nos hubieran  lobotomizado jajaja