Sacado de un libro muy
interesante titulado “psicología del erotismo (1967)” que
no tiene desperdicio hace en algunos de sus apartados un repaso al bdsm y a las
causas del mismo que es lo mismo que decir lo que lleva a una persona a ser
sumiso o dominante aunque sueltan algunas burradas que son dignas de estudio,
poco a poco iré agregando todo el apartado que nos interesa añadiendo las
explicaciones pertinentes a lo que no se entiende y estoy seguro que será de
vuestro agrado y diversión.
Si
el marqués de Sade hubiese sabido que iba a dar su nombre a una de las más
impresionantes perversiones, habría quedado sin duda muy sorprendido; porque podía
pensar que la posterioridad lo acusaría de libertino, escritor poco ortodoxo,
revolucionario incorregible, pero seguramente no como…… sádico.
<<Sade Donatien – nos ilustra respecto a este
personaje una enciclopedia –, hombre disoluto y escritor francés de París,
famoso por su morbosa imaginación en cuyas
obras queda subvertida la ética tradicional >> (1740-1814).
Pues bien, se trata de una
definición bastante superficial, de una de las tantas que han hecho pasar a
Sade a la historia.
Nuestro personaje, de familia aristocrática, pero belicoso
rebelde por vocación, empezó a crearse mala fama el día en que, oficial en París atrajo a su habitación a una
joven zíngara atándola y amenazándola con un cuchillo para obligarla a que se
sometiera a sus deseos. La mendicante logró liberase y huir a la calle saltando
por la ventana; luego dijo que había sido pinchada hasta saltarle la sangre, lo
cual provocó un escándalo. Sade fue metido en los calabozos de una fortaleza
durante unos meses; por mucho que su empresa no haya sido en modo alguno
laudable, las circunstancias atestiguan que no tuvo en absoluto intención de cometer
un asesinato. Y lo mismo se puede decir de otra <<bromita>> suya,
realizada al administrar a todo el
personal de un prostíbulo de Marsella vinos, licores y bombones afrodisíacos;
la dosis de (cantárida *1) distribuida
por el incomparable marqués fue tal como para provocar el desastre: una
prostituta se hirió dejándose caer desde una ventana; otras dos murieron por
inflamaciones internas.
<< Así por lo menos decían los primeros testigos –
observa Richard Llewisonhn --, y como quiera que el marqués de Sade y su ayuda
de cámara habían huido en vez de defenderse fueron condenados a muerte en
rebeldía por el tribunal de Aix, acusados
de envenenamiento. La sentencia era excesivamente dura porque
indudablemente el marqués de Sade no trataba de ir mas allá de una broma y no
había previsto consecuencias tan graves. Aún cuando los testimonios hubiesen
sido verdaderos – lo cual fue
inmediatamente impugnado --, hoy se podría hablar de homicidio por imprudencia,
pero no de asesinato. Pero entonces, en cuestión de venenos no se bromeaba.
>>
*1- cantaridita:
El afrodisíaco más poderoso de la historia de la
humanidad, hasta la aparición de la
Viagra, se encontró en España: Cantharis vesicatoria. La
cantárida es un escarabajo de color verde esmeralda metalizado y pequeño
tamaño, endémico de los bosques de fresnos de los macizos del centro de la península
ibérica y conocido vulgarmente como la
mosca española. De ella se obtiene un
alcaloide denominado cantaridita que tiene una importante cualidad vesicante y
que, aplicado en dosis controladas —una sobredosis puede llegar a ser letal—,
dilata los vasos sanguíneos, produciendo hinchazón —en el hombre, erección
prolongada— y mayor percepción nerviosa en la zona cuya epidermis ha recibido
el emplasto.
La erección espontánea del
pene que produce la cantárida, la convirtió en el afrodisíaco de referencia
hasta el siglo XVII cuando cayó en desuso dado el número de envenenamientos,
con consecuencias mortales, que produjeron tales prácticas. Sólo a mediados del
siglo XVIII volvería a estar de moda, cuando en Francia se la conoció como los
caramelos Richelieu: “pastillas Richelieu”.
Existen numerosos casos de
muerte por ingestión entre los varones y en las mujeres se han descritos casos
de sangrado genital y signos de intoxicación, por lo que se le debería
considerar más próxima a los venenos que a los afrodisíacos.
Aristóteles ya se refirió en
sus escritos a esta sustancia, y pasajes muy significativos de la historia
fueron posibles gracias a su acción vigorizadora. Su comercio fue siempre muy
restringido y sólo las clases altas tenían acceso a su utilización. Ha quedado
impreso con letra de molde en la historia del erotismo universal el conocido
como el afer de Marsella, que protagonizó el Marqués de Sade junto a su compañero
de orgías y sodomías, el fiel lacayo Latour. En un viaje a Marsella contrataron
a varias prostitutas para celebrar una fiesta, y el marqués se equivocó al
aplicarles la dosis de cantaridina. Las muchachas enfermaron y casi murieron,
mientras que al marqués le detuvieron y acusaron de sodomía y envenenamiento.
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