Mil sentimientos me desbordan, de inquietud, de temor, de miedo tal vez.
Jamás
había experimentado algo asi y entoy ansiosa por saber lo que se
siente, pero al mismo tiempo siento recelos ante la situación.
Me embarga la ansiedad del momento pero el temor a su superación, es también inmenso.
Ha llegado el momento y estoy nerviosa y excitada, al mismo tiempo
y es increíble esta mezcla de sentimientos.
Con
mis piernas totalmente abiertas,
introduciendo un dedo en mi sexo,
sintiendo el deseo que empieza a surgir, empezando a sentir mis sentidos
alterados mientras entra un segundo dedo y se va moviendo en mi
interior,
produciendo una enorme agitación; sabiendo que vendrá un
tercero y ansiosa un cuarto.
Suplicando que continúe más y más adentro
mientras un escalofrío recorre todo mi cuerpo.
La
verdadera experiencia surge con ese quinto dedo, empujando poco a poco
mientras me voy dilatando lentamente.
A cada instante una punzada de
dolor me invade, sintiendo su mano golpeando mi pelvis, empujando a cada
momento más adentro.
Deseándolo, al mismo tiempo que señales de dolor golpean el sexo, ya totalmente abierto y entregado.
Indefensa
ante tal situación, poseída por su mano, que en un último esfuerzo me
golpea y entra totalmente dentro de mi sexo, llenándome, derramando un
grito de alivio y placer.
En
ese momento en que sus nudillos superan la frontera de mi pelvis, un
instante de dolor recorriendo todo mi ser es el preludio de un placer
tan intenso y lleno que me desborda los sentidos.
Totalmente expuesta y entregada, gozando con toda su mano dentro de mi, sintiéndome llena y al mismo tiempo derrotada.
Se
acabó la lucha, ha llegado el momento de la entrega total, dejando que
su mano se mueva en mi interior, mientras oleadas de placer me inundan y
gimo suplicando que siga más fuerte y más profundamente, hasta llegar a
cortarse mi respiracion para finalmente explotar en un extasis de
placer.
Cuando finalmente la retira, perdura la sensación de placer
y es tan intenso que deseo nuevamente tenerla dentro,
llenándome una vez más.
Ya no lucho, he sido derrotada y ahora estoy a su merced.
Ha sido grandioso.
Me he sentido totalmente rendida con su mano dentro
ocupándolo todo, llenándolo por completo.
Un placer inmenso junto con todos mis sentidos alterados.
Poco a poco cobro la respiración, hasta ahora agitada y
horas después aún siento la sensación de plenitud total
y mi sexo todavía palpita pensando en el momento y esperando
a que llegue el próximo, aún más delicioso y sublime que este, si cabe.
| ||
No hay placer que sea malo en sí mismo. Epicuro 341-270 a.c. Homo sum: humani nihil a me alienum puto