Según la definición, por humillación entendemos el acto por el cual una persona se doblega o se siente avergonzada, ya sea auto inflingiéndolo, o se lo realice otro, pero también es el acto por el cual se reconoce a un superior en señal de doblegacion y respecto, siendo este gesto agradable a quien lo realiza, quien lo ofrece voluntariamente y o quien lo recibe gustoso.
Un buen ejemplo de ello se halla en los protocolos que siguen las sumisas con relación a un amo o dominante al tratar a estos por AMO, señor o por otros títulos que se hallan establecido.
Doblegarse en señal de sumisión no tiene que ser una imposición pues ésta es una actitud que refuerza el vínculo entre sumisa y AMO, muy distinto es la humillación degradante, destructiva y gratuita, practicada muchas veces por desconocimiento, y otras encubriendo unas carencias emocionales, y o baja autoestima, por parte tanto del dominante o de la misma persona sumisa hacia si misma.
Usada convenientemente la humillación en el bdsm, es una herramienta muy eficaz, que reporta placeres y buenos resultados en la actitud además de ser capaz de anclar una relación fuertemente por ambas partes, mal interpretada o utilizada, la humillación puede causar trastornos emocionales y efectos muy negativos por ambas partes, variando estos resultados en función de la personalidad de las personas implicadas en este concepto.
Sin embargo la visión de la sumisa a los pies del amo, adoptando ella esta postura voluntariamente en señal de su entrega y reconocimiento ante el mismo, desnuda y con la cara en sus pies mientras le dice que es suya, y que puede hacer con ella lo que quiera, ya que tanto su cuerpo como su mente le pertenece. Es este un momento tan delicioso y exquisito, capaz de rivalizar con creces con cualquier momento placentero de la vida.
Ya que como dije al principio, y sin querer profundizar en lo obvio, la humillación bien entendida, es la salsa de una relación bdsm al más alto nivel.
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