No hay placer que sea malo en sí mismo. Epicuro 341-270 a.c. Homo sum: humani nihil a me alienum puto

lunes, 14 de febrero de 2011

GENUINO DOLOR



          El dolor no es más que otra sensación del propio cuerpo al igual que las cosquillas, o el placer, esta reacción que tenemos circula por las mismas terminaciones nerviosas y altera nuestro estado de ánimo de una forma u otra según el tipo y la causa.

            El dolor que en un principio es una señar de alerta, para avisarnos de que algo no está funcionando bien o que nuestro cuerpo o mente están siendo agredido, también puede producirnos placeres o intensificar otros que de otra manera se quedarían incompletos, quien no ha disfrutado alguna vez de una cachetada en las nalgas, o se ha reído a carcajadas cuando nos han hecho cosquillas aunque nos doliera.

            La fina línea que separa el placer del dolor, muchas veces es de lo más difuso, llegando a veces a fundirse en sólo un sentimiento, los dolores de diferentes índoles sufridos durante las relaciones carnales muchos nos reportan placeres deliciosos, que intensifican la perfección de los sentidos, pero también hay que hablar de los dolores mentales, de aquellos que remueven nuestra conciencia, que alteran nuestros sentimientos y se hacen físicos, hay muchas maneras de llegar al dolor físico y otras tantas para el dolor mental, todas ellas produciendo unas u otras reacciones que bien dirigidos se convierten en experiencias inolvidables, no hay que menospreciar la sensación de miedo, pues el miedo llevado a buen destino y convertido luego en una sensación placentera, cala en nuestra mente de sorprendente forma afianzando lazos hacia la persona que nos lo ha inflingido. (Esta es sin duda una de las formas sofisticadas, por lo cual se puede enganchar a una pareja y más efectiva que muchas otras usadas para este fin, para lograr este objetivo hay que llevar a la persona a un estado que le produzca miedo, y luego resolverlo de forma satisfactoria y placentera, éste es el punto principal y que hay que currarse bien, pues como consecuencia a la persona que se le ha producido el miedo y luego resuelto, asimilará éste recuerdo de forma positiva y hacia el que se lo haya producido, es un sistema que da muy buen resultado cuando se ejecuta bien).

            Cuando se utiliza el dolor como un fin para conseguir enganchar mentalmente, es necesario que al igual que el miedo concluya de forma satisfactoria y placentera, en este punto también hay que hilar fino para que el cometido se cumpla, acabando en estados placenteros y o de cariño.

            Por el mismo lado cuado se utiliza el dolor mental, la conclusión ha de ser la misma para que el resultado sea provecho, las técnicas empleadas para este fin han de concluir placenteramente, a razón de 5 a 1, de esta forma en gran medida se asegura el éxito de la empresa.

            Y que hay de la otra parte, bueno en este punto se puede decir que enfrentados a una situación donde no se tiene el control del desarrollo de la misma, que además de antemano se sabe que vamos a pasar dolor y miedo, pero que también vamos a sentir placer, que este placer va a ser intenso, tanto físico como mental, también sabemos que vamos a estar en posturas humillantes a veces, otras morbosas y otras impúdicas además de  vergonzosas, pero también que después nos sentiremos satisfechos, realizados, reconocidos y  muy posiblemente queridos. Todos estos unidos, hace que nuestro cerebro, y todo nuestro ser se presente dispuesto, además de sumisos ante todas estas sensaciones, que son de lo más deseadas y morbosas.   
            Queda entonces hablar de la intensidad, pues todo lo antes expuesto bien puede ser muy suave, pero por este lado también sabemos, que cuanto más sube la intensidad del dolor al mismo tiempo también se multiplican todas las otras sensaciones, y esto no sólo se aplica al plano físico, sino también al mental, tomo así la frase amores que matan nunca mueren, Para desarrollar este apartado diciendo que cuánto más intenso y más duela, también más placer y más sentimiento.

            Y concluyo de esta forma, deseándoos que en este día de San Valentín  todos vuestros dolores acaben siendo placenteros.