No hay placer que sea malo en sí mismo. Epicuro 341-270 a.c. Homo sum: humani nihil a me alienum puto

jueves, 17 de febrero de 2011

La fraternidad oculta BDSM. PARTE 1º

          Ahora desde la distancia puedo recordar y analizar la primera vez y como entré a formar parte de la fraternidad. No fue una tarea fácil ya que fueron muy selectivos, desde la solicitud hasta que fui iniciado pasó aproximadamente un año, eso sí en ese transcurso asistí a varias entrevistas en las cuales me preguntaron cosas y me describieron donde me estaba metiendo, situación que se agradece porque no tenía mucha información más que unas ideas vagas de lo que la fraternidad era, pero eso sí sabía seguro que quería estar pues el tener acceso a personas similares, y a toda la información y enseñanzas de las que podría aprender y mejorar, tanto en conocimientos como en técnicas. 

         En las entrevistas previas, descubrí cosas tan importantes como que es difícil entrar y muy fácil salir y cuánta más información tenía más ganas sentía de ser iniciado y de entrar, había escuchado rumores de lo que la fraternidad podía ser, pero en esos momentos no tenía mucha idea de lo que me iba a encontrar.

         Recuerdo en este momento la iniciación de una sumisa, la mía fue diferente claro yo entré  como dominate y las iniciaciones son distintas, pero la magia del momento la carga emocional, el morbo y la expectativa hacían que el silencio previo al momento solemne fuera intenso y emotivo.

         Sumisas y sumisos para ser iniciados, al igual que para los dominantes, no era necesario que tuvieran pareja de dominio o sumisión, pues dentro de la fraternidad aunque cada uno tenemos  nuestro rol, todos somos parte de la unidad entre otras cosas para desarrollarnos, superarnos y aprender, dentro de la fraternidad nadie tiene dominio concreto sobre persona alguna, pues dentro del taller todos somos una unidad y la unidad somos todos, además hay momentos concretos en que un dominante o una sumisa pueden cambiar su rol, pero esos son otros temas.

         En las entrevistas otras cosas que me alertaron es que si dentro me encontraba con una sumisa o sumiso de mi propiedad, ésta tendría que ser tratada de la misma forma que las o los demás sin represalia alguna por mi parte, al igual que si conocía a alguien, el trato sería igual que con todo el resto. Una regla establecida desde el principio es la del respeto y el anonimato, nadie puede descubrir a nadie ni hacer pública su condición, ni la pertenencia a la fraternidad, bajo pena de expulsión inmediata. Una de las máximas que conocí fue  “Respeto, serenidad, humildad, lealtad, honestidad”.

         Dentro del salón, adornado por todos los lados de elementos simbólicos y sugerentes, nos encontrábamos todos los miembros sentados y en silencio, en cuatro filas separadas por un pasillo, dos filas a cada lado y mirando al centro, por un lado estaban los que eran sumisos y por el otro los dominantes indiferentemente de hombres y mujeres ya que las diferencias de genero dentro de la sociedad no existen.

         En el fondo del pasillo al lado contrario de la puerta se encuentra la tribuna, lugar donde se sientan tres de las figuras de mando del taller,  seis más en los bancos, dos en un lado y cuatro más en el otro, la última de las figuras al lado de la puerta, definiéndose de este modo el organigrama ejecutivo y de poder. El resto son los dominantes y sumisos de ambos géneros separados entre si por el pasillo central y por su propio rol, incluyendo a los miembros ejecutivos al igual que al resto de los integrantes de la fraternidad, hay una escala de grado, desde los iniciados que marcarían el punto de partida hasta el grado quinto, definiéndose de este modo también los grados normales y básicos, dentro de la fraternidad, a mayores de estos grados, luego están los de perfeccionamiento que van así hasta llegar al cincuenta todos los grados son iniciáticos por lo tanto todo grado va precedido de una iniciación en ese grado en concreto, e imprescindible entre otras cosas para acceder al mismo.

Dentro del taller a cada uno se nos define y trata por el nombre según nuestro grado hasta el quinto, pues los grados de perfeccionamiento pertenecen a otro tipo de reuniones que ahora no vendrían al cuento.

         De repente unos golpes secos en la puerta que separa la estancia en donde estamos del resto del local rompe el silencio, el que se encuentra al lado de la puerta la entreabre y pregunta con voz de mando y tajante “detente quien sois”, el acompañante de la sumisa desde el otro lado de la puerta responde.

“Soy un miembro de esta fraternidad y traigo a una interesada que desea ponerse a prueba y formar parte de nuestra orden”   

         El que está en la puerta, repite en voz alta firme y clara totalmente estas palabras hacia la tribuna, donde desde la misma se responde.

“decirle que se valla, no necesitamos a nadie más aquí”

         Estas palabras son nuevamente repetidas pero esta vez a los que están en la puerta. Y desde allí contestan.

“Dice que persiste en entrar, que está dispuesta a ponerse a prueba, tiene actitudes y además viene bien recomendada”

“Pues si viene bien recomendada, está entregada y dispuesta decirle que se prepare”
        
         Las palabras se repiten como las veces anteriores, luego la puerta se cierra y la sumisa va a prepararse, mientra esto sucede dentro hablamos en voz baja de temas varios, los minutos pasan rápidos y vuelven a golpear la puerta, nuevamente se repiten los pasos, el que está en la puerta la abre y pregunta quien es, y nuevamente la respuesta.

“Es la candidata, que está preparada y quiere pertenecer a nuestra orden” 

         Desde la tribuna se responde de forma contundente.

“Según el procedimiento de nuestra orden, y estando todos  y todas de acuerdo darle entrada”

         Ante nuestros ojos, vimos franquear la puerta a cuatro patas a una chica desnuda, con un collar en el cuello unido a una correa que tiraba de ella, así continuó hasta pasar la puerta y luego la hicieron ponerse de pie. Ante nuestros ojos se mostraba completamente desnuda  sólo cubierta por el collar, la cadena y un antifaz que le tapaba los ojos, impidiéndole ver a nadie de los que allí estábamos, ni el salón y  el antifaz que llevó todo el tiempo incluso cuando estaba al otro lado de la puerta.

         Sus pechos y su sexo sin depilar se presentaban graciosamente ante nosotros, al igual que su barriga y unas generosas caderas. En su cara se veía desconcierto y asombro, todos los que allí estábamos sabíamos el sentimiento que podía estar teniendo pues de una forma u otra todos habíamos pasado por experiencias similares.

         Ya en el centro de la sala continúo el rito de la iniciación y desde la tribuna prosiguieron las palabras firmes y contundentes, preguntas y respuestas.

“sumisa,  as llegado hasta aquí, has escuchado y has respondido, pero aún estás a tiempo de retirarte e irte, sin que ello signifique consecuencia alguna. ¿Quieres retirarte?”

“no”

“Ya que quieres continuar has de saber que a partir de este momento se te someterá a una serie de pruebas que has de pasar, ¿persistes en tu actitud de seguir?
“sí”

“Entonces proceder a introducirla según los procedimientos y presentarla ante nosotros”

         La puerta se abre, y el presentador tirando de una correa hace entrar a cuatro patas a una chica totalmente desnuda, vestida solo con un collar del que va enganchada la correa y una venda en los ojos, de este modo va tirando de ella hasta ponerla frente a la tribuna y al principio de los bancos.

         Desde esa postura podíamos observar a una chica de piel clara, con generosas caderas y buen culo, además de unos bonitos pechos que se entrenotan colgando, se podría decir que no estaba totalmente delgada pero estaba muy bien, desde mi punto de vista un placer para la vista y los sentidos, mas aún cuando desde la tribuna dieron la orden para que se incorporara parcialmente, entonces barriga y pechos mostrados espléndidamente, sin olvidar un lindo pubis sin depilar todavía, y más cuando en esa postura de rodillas le hicieron abrir las piernas dejando entrever tímidamente su lindo sexo.

“Forastera, te encuentras ante esta alambrea, formalmente constituída por personas nobles y de intachable conducta, desnuda y expuesta a nuestros ojos, ¿Qué buscas aquí?”

         El que la acompaña y sujeta la correa le susurra al oído y ella repite lo que escucha en voz alta.

“Busco ser admitida”

“Forastera, el camino que quieres iniciar, no es un camino fácil y esta plagado de obstáculos y de incertidumbres, pero si no desistís en vuestra actitud y estás dispuesta, te someteremos a unas pruebas, las cuales probaran hacia nosotros y hacia ti misma tu compromiso. Aunque en este punto aún puedes echarte atrás, sin perjuicio alguno y olvidaremos que has estado aquí  ¿Qué dices, que quieres hacer?   
         Nuevamente el mismo proceso y nuevamente ella responde. “quiero continuar”

“Ya que estando avisada y persistiendo en la osadía de querer continuar, te enfrentarás a la prueba que muchos y muchas han pasado antes que tú y que es la del coraje y del dolor, en esta prueba no podéis echaros atrás ni quitarte la venda que cubre vuestros ojos, si lo hacéis inmediatamente seréis expulsada  ¿persistís en continuar?”

“Si”

“Entonces poneos de nuevo a cuatro patas, pues así recorreréis este primer camino y comenzad”

         Justo cuando acaba de hablar el que sujeta la correa tira de ella hacia abajo obligándola a adoptar la postura mientras al unísono todos los demás empezamos a golpear el suelo con el pie y a decir de forma continuada. “más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más, más” En el medio del pasillo central por donde ella discurre a cuatro patas y desnuda, se han puesto obstáculos como sillas y cosas tiradas que según va avanzando tiene que esquivar como puede mientras es guiada con la correa al mismo tiempo que todos los que estamos cerca según va avanzando le vamos dando cachetadas en el culo que resuenan en el aire haciendo que a cada paso se le valla poniendo el culo más rojo y con cada una que recibe ella intenta desplazarse, moviéndose y avanzando más rápido, aunque el que la sujeta de la correa la lleva atada en corto, para que no avance más de la cuenta ni se lastime con los obstáculos que hay en el camino mientras intenta zafarse, las voces al unísono siguen sonando llenando la atmósfera de un halo místico  “más, más, más, más, más, más, más, más, más, más” mientras la chica emite quejidos a cada azote, siguiendo el recorrido y dibujando un ocho en torno al pasillo central hasta volver al lugar donde comenzó. Justo en ese momento un golpe seco desde la tribuna nos silencia a todos y el recorrido termina. El que la guía por la correa la pone en posición de nuevo frente a la tribuna y la coloca en la posición de rodillas que estaba antes de empezar y con las piernas abiertas. Ella se acaricia el culo ardiente y dolorido mientras su cara muestra gran sufrimiento, no podemos ver sus lágrimas pues la venda tapa sus ojos, pero sus suspiros nos dan buena muestra de ello. El que la sostiene por la correa le dice que lo ha hecho muy bien pero le ordena ponerse en posición y dejar de tocarse. Ella corrige su actitud y para de suspirar.

“acabas de superar la primera de las pruebas, (Dice con tono firme desde la tribuna) en esta prueba que has pasado has encontrado muchos obstáculos y sufrimientos, sin embargo la mano que te ha estado guiando no ha dejado de estar contigo ni un sólo momento a lo largo del camino, mostrándote que aunque las cosas se pongan difíciles y en algún momento creas desfallecer, siempre habrá una mano que esté a tu lado y te guíe en el camino al igual que esta solemne institución cuida de los suyos. Ya que has pasado la primera prueba con éxito te guiarán hasta afuera para que te repongas, mientras tanto deliberaremos. Guiarla afuera pues”     

         La chica es puesta en pie y sin quitarle la venda de los ojos la conducen hasta la puerta y el que la acompaña sale con ella, una vez la puerta se cierra ya dentro y relajados se recogen parte de las cosas que están en el medio mientras comentamos entre sonrisas las reacciones que ha tenido y todo lo que acaba de suceder a lo mismo que la actitud de la chica y lo rojo que le ha quedado el culo. Todos y todas recordamos nuestras primeras experiencias al ser iniciados y las sensaciones, la emoción y el desconcierto de llevar los ojos tapados y no saber ni cuántas personas hay ni por donde andamos.

         Uno después de tanto tiempo recuerda con anhelo aquella experiencia de la propia iniciación, una experiencia intensa e inolvidable cargada de aprendizajes y simbolismos, aquellos momentos únicos e intensos que quedan grabados en la mente de forma permanente e inolvidable y a título personal no me los habría querido perder por nada del mundo, algo que sin duda tendremos en común todos y todas los que hemos sido iniciados.

         Nuevamente golpean la puerta, habrán pasado como cinco o diez minutos y otra vez el que está al lado de la puerta la entreabre y pregunta. “Alto quien sois que osáis molestarnos en nuestros trabajos” y nuevamente la respuesta del acompañante “soy un miembro de esta solemne y respetada orden y la candidata solicitando el paso” la respuesta se repite hacia la tribuna.

“Si es un miembro de esta respetable y solemne orden y la candidata darles paso a los dos”
   
         Dándoles paso entra de nuevo el que la guía llevándola con la correa de nuevo y esta vez de pie y andando a la candidata hasta la misma posición de antes y con la misma venda cubriéndole los ojos, poniéndola frente a la tribuna y con las piernas un poco abiertas.

“Candidata, hemos meditado profundamente, y en consenso hemos decidido permitirte presentarte a la que va a ser tu segunda prueba. ¿Estas dispuesta a continuar?”

“Sí”

“ya que has pasado con éxito tu primera prueba y estás dispuesta a continuar te enfrentaras ahora…………………..