No hay placer que sea malo en sí mismo. Epicuro 341-270 a.c. Homo sum: humani nihil a me alienum puto

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La actitud dominante


           

Hola a todas/os:

No hay mayor sumiso que un dominante, a excepción de  papanatas  buscadores de sexo fácil, u otros muchos animalitos varios dispersos. El ser dominante  es un perfeccionista, toda su vida se transforma para este fin y constantemente esta maquinando y renovando sus votos. En cualquier sitio donde se halle, donde otros ven objetos cotidianos en su mente se fraguan nuevos sistemas para el próximo acto; practica en silencio nuevas escenas, hace y deshace una y otra vez  la función perfecta, las palabras justas, la exacta coreografía.

Maestro de títeres y constantemente aprendiz, el ser dominante baraja siempre con las dos caras de la moneda. Ángel y demonio al mismo tiempo, debe mediar en todo momento entre su instinto y la realidad. Psicólogo, anatomista, sexólogo, amigo, confidente, maestro, tramoyista, actor secundario y director al mismo tiempo, pues él no es el personaje principal de la obra.

El mundo del dominante se rige por estrictas normas y parámetros en los que, para mas INRI, el porcentaje esta a un sumiso/a, diez amos/a. La recompensa del dominante es la entrega de su sumiso/a, esfuerzo no siempre correspondido. El dominante es un jardinero, tiene que plantar semillas, esperar tiempo a que crezcan, podar, trabajar y tratar para luego recoger los frutos.

La satisfacción está en el camino, viendo como su trabajo va dando resultado, como de vez en cuando recibe verdadero reconocimiento y  agradecimientos  sinceros hacia su labor y no sólo los que son propios del guión.

También está la belleza de los ojos sumisos, la sonrisa agradecida y juguetona, el cuerpo entregado con su alma y el momento robado al tiempo cuando la satisfacción es plena.